Sin ti

No poder encontrarme es quizás lo peor de todo esto. Levantarme y sentir tu ausencia mas que la mía es difícil de aceptar, llorar por ti y no por mí duele, duele mucho. Saber que tu no estas llorando, solo me hace querer llorar mas.

Estar atrapada en las cuatro paredes de tus recuerdos, tus errores, tus besos y tu encanto me desgarran la piel, los labios, y el alma. Duele tanto que a ratos parece dejar de doler, y vivo en un estado que se siente común y corriente: hoy me levante, y mi corazón esta que llora, y mis pulmones no reciben el mismo aire, y me quiebro en pedazos… pero estoy bien.

Pensar en ti no es lo que me hace llorar, es pensar en un vacío futuro lo que me atormenta: todo lo que se pudo hacer, pero no se hizo, ni se hará. Es el andar en círculos, empezar en ti y recorrer senderos autónomos, medias lunas que no son tuyas, sentirme liberada y superada; sin recordar que eventualmente el círculo termina donde empieza: en ti. Llegar a donde estas tú, ahí parado como un fantasma, donde estás sin realmente estar, donde te veo sin poder verte, donde te siento sin volver a sentirte, y donde te beso sin darme cuenta, que ya no tienes labios para besar.

Quizás lo peor es ser el intervalo entre la razón y la demencia. Saber que todo en la vida sigue, que el mundo no deja de girar y que los pájaros siguen cagando y cantando, y que yo sigo teniendo dos piernas y dos brazos y una boca para hablar y una vida por vivir. La razón me acecha, y está a mi lado cuando lloro, recordándome que esto es solo una piedra en el zapato, que con el tiempo el pie crece o los zapatos se dañan, y compraré un nuevo par. Sin embargo, no solo vivo de la razón y la demencia no se queda atrás. Me susurra al oído, ahora tu y yo estaríamos hablando pero ya solo escucho el silencio, me recuerda que te tuve y te sentí y nos besamos y nos agarramos de la mano, pero estas son situaciones del pasado, y el pasado solo se visita y se extraña –pero no se repite.

Mientras los riachuelos lagrimales de mi paisaje sombrío se llenan otra vez, te escribo a ti, para contarte que no estoy bien, que el tiempo no pasa igual que antes porque mi tiempo era contigo o sin ti, y tu partida ha interrumpido la calma de mi sistema métrico. Te escribo porque no hacerlo duele mas todavía, aceptar que te necesito es mas fácil que pretender –frente a un teatro vacío– que te he superado. Espero que me pienses, quizás no tanto porque quiero que me necesites, sino porque el pensamiento recíproco disminuye la debilidad que siento al darme cuenta, que todavía me tienes locamente enamorada.

Leave a comment